Este articulo no tiene desperdicio fue publicado por mi amiga del alma, Empar Moliner,¡¡ una periodista de raza!!
Tómame o véjame
Escucho en Ràdio 4 que el festival de Cine Erótico no va a celebrarse
más en L'Hospitalet "porque degrada a la mujer". El portavoz de
Esquerra Republicana de la ciudad, Eduard Suárez, que es quien ha
presentado la propuesta al consistorio, ha explicado sus razones al
locutor Toni Marín. Como miembro del jurado del festival, sólo puedo
pedirme perdón a mí misma por haberme degradado. Así que le doy las
gracias a Esquerra y a todos los demás partidos de L'Hospitalet, que
han votado a favor de la supresión. Y lo comprendo. Suárez ha dicho
-traduzco- que en el festival "se utiliza a la mujer como un puro
objeto sexual, y la mujer es más que un puro objeto sexual": Que "la
mujer mantiene un rol que no es adecuado". Que "la mayoría de personas
de los espectáculos son mujeres" y que "no hay homosexuales... Incluso
esto es discriminatorio".
No es cierto que no haya películas o espectáculos para homosexuales.
Claro que los hay. Pero, si no los hubiera, el festival no sería más
vejatorio con la mujer. (Sólo faltará que haya que poner cuotas en el
porno, cuando no las ponen en las listas electorales). Sí es cierto, en
cambio, que en las películas se utiliza a la mujer como un puro objeto
sexual cuando las mujeres somos más que eso. Claro. Pero es que también
en el mundo de los supermercados utilizan a las mujeres como simples
cobradoras de productos y las cajeras son mucho más que eso.
El cine erótico o pornográfico degrada a la mujer, dice. Y no puede
tener más razón. ¡Pero es que ésta es la gracia! También degrada al
hombre. Y también degrada a los eventuales animales que a veces salen
en las películas, como perros, caballos, gallinas o serpientes. Es como
quejarse de que el cine de terror da mucho miedo. Pues sí. Esta es su
razón de ser. Pero no tiene nada que ver actuar en una película de
miedo o actuar en el "pasaje del terror" con ser un sádico que disfrute
asustando a la gente. Lo primero es un juego. Lo segundo, un delito.
Aunque, a lo mejor, para los políticos de L'Hospitalet el cine de miedo
es degradante para la mujer porque en las películas las víctimas suelen
ser ellas y los malos, ellos. En fin, no quiero dar ideas.
En el recinto de La Farga de L'Hospitalet vimos a personas de distintos
sexos realizando coitos, bukakes, orgías o lucha en el barro. Estas
personas, entre las que también había hombres, simulaban violencia,
simulaban apetito sexual incontrolado o inapetencia, simulaban que
estaban siendo espiadas sin saberlo o simulaban que tenían esclavos
sexuales. Todas estas situaciones serían vejatorias si ocurriesen en la
vida real sin el consentimiento de algunos de sus protagonistas. Pero,
en el interior de La Farga eran fantasías legítimas a las que todo el
mundo tiene derecho. Por ejemplo, ahora recuerdo que un gran número de
hombres participaron en un casting de actores porno, dirigido por la
superestrella Vivian Norai. No sé si esto es o no es vejatorio. En todo
caso, no lo es para Vivian Norai, sino para los hombres participantes.
Pero, desde luego, a los políticos les importa un bledo la vejación
masculina. Hasta el más tonto puede entender perfectamente que la
vejación a la que se somete a los hombres en el porno es un juego
consentido. Lo que no mola es aceptar que se someta a la misma vejación
consentida a las mujeres. Y ejemplos de este feminismo folclórico los
tenemos a montones. Nadie se ha escandalizado porque el cabeza de lista
del grupo Ciutadans salga desnudo en los carteles de propaganda
electoral. Pero si en lugar de ser un hombre desnudo fuese una mujer
desnuda, ya les aseguro que más de uno habría pedido la retirada de la
campaña.
Hace unos días, este diario informaba de un caso de machismo en
Salamanca. Un folleto "desató la polémica porque comparaba la cerveza
con la mujer". Desde luego, las comparaciones eran la mar de rupestres.
Por ejemplo, "es mejor una cerveza que una mujer, porque la cerveza
nunca tiene dolor de cabeza" y "no se pone histérica una vez al mes".
Penoso, sí. Pero, ¿saben lo mejor? Que, a pesar de que no se habló de
ello, en el mismo folleto había comparaciones igual de rupestres entre
la cerveza y los hombres. A saber, que "la cerveza es mejor que un
hombre porque no te pega el sida" o "porque puede emborracharte, pero
nunca abusará de ti". Decir que los hombres, en general, abusan de las
mujeres es tan vejatorio como decir que las mujeres, en general, somos
histéricas. Pero, desde luego, es mucho más enrollado denunciar un caso
intolerable de machismo que denunciar un caso intolerable de machismo y
hembrismo a la vez. Sobre todo si te dedicas a la política y faltan
tres días para las elecciones.
EMPAR MOLINER
EL PAÍS - 28-10-2006 |